Cuando pensamos en deshidratación, lo primero que viene a la mente son climas cálidos y actividad física intensa. Sin embargo, también puede ocurrir en climas fríos, especialmente, durante el invierno. Suele ser menos común, pero resulta igual de peligroso por lo siguiente:
- Aumenta la frecuencia de orinar: las bajas temperaturas causan contracción de los vasos sanguíneos para conservar el calor, se incrementa la presión arterial y los riñones eliminan el exceso de líquidos.
- Menor sensación de sed: tendemos a beber menos agua, aunque el cuerpo siga perdiendo líquidos.
- Pérdida de agua por la respiración: se genera al exhalar en climas fríos, pues liberamos aire caliente y húmedo.
Reconocer los signos de deshidratación es clave para prevenir complicaciones:
- Sed moderada o ausencia de sed
- Labios secos, piel reseca
- Orina más oscura o en menor cantidad
- Fatiga, debilidad, mareos
- Dolor de cabeza, dificultad para concentrarse
En casos graves, la deshidratación puede llevar a desmayos, confusión o hipotermia.
Para prevenir la deshidratación en temporada invernal:
- Hidratarse constantemente: aun sin sentir sed, beber agua de manera constante a lo largo del día, y si se realiza actividad física, antes, durante y después
- Incluir líquidos calientes: sopas, tés o infusiones sin cafeína son excelentes para mantener el cuerpo hidratado y caliente
- Evitar bebidas deshidratantes: alcohol y con cafeína pueden aumentar la pérdida de líquidos
- Ropa adecuada: usar la que permita la transpiración y evitar la sudoración excesiva
¡Así que, en esta época invernal, no olvidemos beber agua!