CUIDA TU SALUD

Ponemos a su disposición información de interés que le ayudará a saber más acerca de enfermedades y acciones relacionadas a cuidar su salud y la de su familia.

El avance del negacionismo ha traído nuevas creencias con las que cada día tiene que lidiar el médico familiar.

El avance del negacionismo ha traído nuevas creencias con las que cada día tiene que lidiar el médico familiar.

El avance del negacionismo ha traído nuevas creencias con las que cada día tiene que lidiar el médico familiar, como el clásico disparate de que el alcohol, en pequeñas dosis, es bueno para la salud, concluyeron especialistas en el 31.º Congreso Nacional de la Sociedad Española de Medicina General y de Familia (SEMG).

Pero no es un fenómeno nuevo, sólo que se ha intensificado con la ayuda escandalosa de las redes sociales, afirmaron Juan José Rodríguez Sendín, miembro del Grupo Bioética de la SEMG, y Cristina Santomé y Aythami Rivero Canino, pertenecientes al de Residentes y Jóvenes Especialistas de la Sociedad Científica.

“Al final, son un caldo de cultivo”, subrayó Rodríguez Sendín. Y aunque no todos los influencers son necesariamente malos, entre los que son buenos, muchos tienen conflictos de interés y lanzan mensajes erróneos.

El clásico y, a la vez el más difícil de rechazar, es el del paciente que sigue negando que el alcohol le hace mal. “Decir que en pequeñas dosis es bueno para la salud es una gran trampa y un gran disparate; sin embargo, cuesta muchísimo desmontarlo”, lamentó el doctor.

Algo parecido ocurre con el tabaco, principalmente con los cigarrillos electrónicos o vapeadores, sobre los que planea la creencia de que son más inocuos o que sirven para dejar de fumar.

Está también el paciente que busca cero riesgo tras leer un prospecto de un medicamento o quienes rechazan tratamientos por evitar los efectos secundarios, poniendo así en serio peligro su salud.

Los médicos de familia tienen que dedicar parte de su escaso tiempo a desmontar mentiras y restaurar la confianza en la evidencia científica, convirtiéndose en el último bastión frente a la desinformación.

Por eso, la SEMG reivindica la figura del profesional de primer nivel ya no sólo como clínico, sino también como agente formativo, por lo que considera indispensable que aumenten la formación en habilidades de comunicación, refuerzo de la alfabetización científica y la colaboración activa con medios e instituciones para frenar el avance de la desinformación.

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